Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

“Hijos, cuando recen pidiendo la conversión de un alma, les ruego que recuerden que cada alma recibe una oportunidad –un momento lleno de gracia– con el cual se pueden convertir. Con conversión, me refiero a que el alma me hace a Mí el centro de su vida. Su corazón está centrado en amarme y agradarme a Mí. Almas así no permiten que nada ni nadie se vuelva más importante para ellas que su relación Conmigo. Esta es la razón de la existencia de cada persona en la tierra y por la que Yo creo cada alma.”

“Todo esto, si el alma lo permite, se pierde con las preocupaciones terrenales de la vida cotidiana. Las almas tienen que buscarme en cada cruz, así como en cada victoria de la vida. Yo nunca dejo a un alma a merced de los engaños de Satanás. Es el alma la que me abandona a Mí y escucha a los espíritus equivocados; a los espíritus de destrucción. Si supieran la grave situación de las almas que van por el sendero equivocado, nunca dejarían Mi abrazo.”

“Yo abrazo a quienes me aman y, por consiguiente, confían en Mí. Nunca los abandono, sino que siempre inspiro sus pensamientos, palabras y acciones. Yo siempre intento llegar a las almas que no me aman. Les ofrezco circunstancias y situaciones para que cambien su proceder. Con frecuencia, estas circunstancias se entrelazan con otras almas, cuya influencia es Voluntad Mía.”

“Permitan que la gracia de este mensaje los lleve más profundamente a Mi abrazo.”

Lean Salmo 5:12-13

Así se alegrarán los que en ti se refugian y siempre cantarán jubilosos; tú proteges a los que aman tu Nombre, y ellos se llenarán de gozo. Porque tú, Señor, bendices al justo, como un escudo lo cubre tu favor.