Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:
“Estos son tiempos de incertidumbre. No solo porque este virus está pasando factura, sino también por los planes nefastos que hay en los corazones del hombre. Hay muchísimas cosas que podrían pasar que el hombre no puede planificar. Lanzar este virus es solamente uno de esos complots. Por lo tanto, de verdad les digo, la mejor preparación para lo desconocido es la oración desde el corazón pidiendo fuerza interior. Una oración así es la unión en una fuerza que el hombre no puede producir por medio de esfuerzos humanos.”
“Satanás está perdiendo su fuerza a medida que los corazones rectos exponen cada vez más sus acciones por lo que son. Hijos, sigan siendo luz en medio de la cubierta de oscuridad de Satanás. Cuando lo son, se vuelven Mis instrumentos y Mis armas.”
Lean 1 Tesalonicenses 5:4-8
Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón: todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios. Los que duermen lo hacen de noche, y también los que se emborrachan. Nosotros, por el contrario, seamos sobrios, ya que pertenecemos al día: revistámonos con la coraza de la fe y del amor, y cubrámonos con el casco de la esperanza de la salvación.