21 de Febrero del 2020 – No todos estarán dispuestos a seguir la TRADICIÓN

“Este es un llamado difícil y formar parte de Mi Resto Fiel no es una decisión fácil. El alma de la Iglesia Remanente tiene que ser recta sin ser farisaica. Se deben ofrecer oraciones y sacrificios para poder tomar la decisión de ser parte de Mi Resto."

Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

Dios Padre - Amor Santo - Holy Love“Mi Resto Fiel no debe apegarse a su propia reputación. No debe preocuparse de lo que piensen los demás. Se necesita un corazón valiente para aferrarse a la TRADICIÓN frente a quienes apoyan cambios equivocados.”

“Algunas veces, la valentía está en buscar clérigos que son tradicionales cuando lo más conveniente y popular sería sumarse a los errores del cambio. Sin embargo, por esa razón ustedes son Mi Resto. No todos estarán dispuestos a seguir la TRADICIÓN. También, Mi Resto tiene que discernir cuidadosamente lo que están obedeciendo. No obedezcan al título y a la posición si esa obediencia los aleja de las DOCTRINAS DE LA FE.”

“Este es un llamado difícil y formar parte de Mi Resto Fiel no es una decisión fácil. El alma de la Iglesia Remanente tiene que ser recta sin ser farisaica. Se deben ofrecer oraciones y sacrificios para poder tomar la decisión de ser parte de Mi Resto.

Lean 2ª Tesalonicenses 2:13-15

Nosotros, por nuestra parte, siempre debemos dar gracias a Dios, a causa de ustedes, hermanos amados por el Señor. En efecto, Dios los eligió desde el principio para que alcanzaran la salvación mediante la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad. Él los llamó, por medio de nuestro Evangelio, para que posean la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y conserven fielmente las tradiciones que aprendieron de nosotros, sea oralmente o por carta.

2ª Timoteo 4:1-5

Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino: proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar. Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros que les halaguen los oídos, y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas. Tú, en cambio, vigila atentamente, soporta todas las pruebas, realiza tu tarea como predicador del Evangelio, cumple a la perfección tu ministerio.