3 de Mayo del 2020 – El virus, que ustedes no pueden ver, sigue siendo tan mortal como cuando comenzó

"Su deseo de no sucumbir al virus no los protege de él. Tienen que ser lo suficientemente sensatos para hacer todo lo posible por evitar exponerse a este enemigo. No corran riesgos imprudentes; riesgos innecesarios.”

Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

Dios Padre - Amor Santo - Holy Love“Hijos, respiren hondo y sigan resguardados. Que el enemigo invisible no los engañe. El virus, que ustedes no pueden ver, sigue siendo tan mortal como cuando comenzó. Su deseo de no sucumbir al virus no los protege de él. Tienen que ser lo suficientemente sensatos para hacer todo lo posible por evitar exponerse a este enemigo. No corran riesgos imprudentes; riesgos innecesarios.”

“Yo los necesito en las líneas del frente de la oración y el sacrificio. Este virus es un intento de Satanás por disminuir la población y llevarse almas que no están preparadas para su juicio final. Sean lo suficientemente sensatos para ver la mano de Satanás en todo esto. Protéjanse con el escudo de la verdad que hoy les entrego. No escuchen las mentiras de Satanás que intenta convencerlos de que se ya no se tienen que cuidar. Yo, su Padre Eterno, los invito a la verdad.”

Lean Efesios 6:10-17

Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.