“Hijos, hay ocasiones en que la tentación toca la puerta de la casa de la santidad personal de todos. La gracia siempre está presente para reconocer a este visitante no deseado. A veces, el dueño de la casa insensatamente permite que la tentación entre mediante pensamientos, palabras u obras. El alma tiene que ser cuidadosa de con quién o a qué se relaciona. Si el alma está tratando de avanzar en la santidad personal, reconocerá fácilmente al visitante no deseado y lo hará salir. El alma tiene que ser muy juiciosa con los que deja entrar a su casa, pues a veces el invitado no deseado viene revestido de bondad.”
“Hagan que su casa de la santidad sea como una fortaleza de virtud. Esta es la manera de avanzar rápidamente por medio del sacrificio y la oración y es la forma de ‘decorar’ su casa de la santidad con virtudes cada vez más profundas. Mientras más profunda sea la virtud en el alma, más fuertes sus esfuerzos para proteger su casa de la santidad personal.”