XXXV Aniversario de María, Protectora de la Fe
“Hijos, una vez más hablo para ayudarlos a abrazar la santidad personal y construir el albergue en sus corazones de manera sólida en ese aspecto. Se trata de todo lo que no es pasajero en esta vida. Que sus corazones abracen la obediencia a Mis mandamientos. El primero y más importante de ellos es amarme a Mí por sobre todas las cosas. El segundo es amar a su prójimo como a ustedes mismos. Obedecer estos dos mandamientos es obedecerlos todos. Eso es el Amor Santo; es la victoria que tienen que conquistar en sus corazones. No es una victoria única, sino es una batalla que debe librarse todos los días a cada instante.”
“Años atrás, en esta fecha, envié a la Santa Madre a esta Mensajera. Ella, por mandato Mío, indicó que se le reconociera como la Protectora de la Fe. Los círculos de la Iglesia no aceptaron esto como algo ‘necesario’. Ahora les pido que vean cómo está la fe en el mundo de hoy. ¡Qué grande es la necesidad de Su santa protección! Ella, al instante, va al auxilio de cualquiera que la invoca bajo este Título. El problema actual es que las personas se han vuelto ciegas a lo que desafía su fe. Más aún, la fe ya no se considera importante. ¿Es de extrañar que Yo venga en estos tiempos, implorándoles que ganen la victoria de la santidad personal en sus corazones?”
“Hijos, una vez más hablo para ayudarlos a abrazar la santidad personal y construir el albergue en sus corazones de manera sólida en ese aspecto. Se trata de todo lo que no es pasajero en esta vida. Que sus corazones abracen la obediencia a Mis mandamientos. El primero y más importante de ellos es amarme a Mí por sobre todas las cosas. El segundo es amar a su prójimo como a ustedes mismos. Obedecer estos dos mandamientos es obedecerlos todos. Eso es el Amor Santo; es la victoria que tienen que conquistar en sus corazones. No es una victoria única, sino es una batalla que debe librarse todos los días a cada instante.”
