“La batalla entre el bien y el mal es continua y está en todos los corazones. Se trata de la batalla entre el amor a uno mismo y el amor a Mí. Si ustedes dicen que me aman, entonces amarán Mis mandamientos y los obedecerán. Si guardan un amor desordenado en el corazón, buscarán las formas de hacer concesiones con Mis mandamientos. El alcance de Mis mandamientos cubre cada aspecto de la existencia humana. Cada pecado es el mal fruto del amor al pecado por encima del amor a Mí. El alma que toma una decisión consciente para elegir y amar al pecado, no puede compartir el Paraíso Conmigo a menos que se arrepienta.”
“Yo considero el estado de cada alma con perfecto amor y misericordia. A nadie se le arrebata su salvación. El alma renuncia a su salvación mediante malas decisiones. Esto debería demostrarles la importancia de cada momento presente. Muchas veces –con demasiada frecuencia– el último aliento del alma es inesperado. En esos casos, el corazón no tiene tiempo de arrepentirse. Por esa razón es muy importante vivir una vida conforme a la obediencia a Mis mandamientos para que la muerte no les robe su salvación. Esto se llama sabia prudencia.”