“Hoy les digo, todo lo que siente el Corazón de Mi Hijo, lo siento Yo también. El Corazón de Mi Hijo está muy triste hoy día por el mal que hay en el corazón del hombre. Mi Corazón Paternal también está triste. El Corazón de Mi Hijo lamenta, al igual que Yo, la irreverencia que se muestra a Mis mandamientos. El pecado del aborto pesa mucho en Nuestros Corazones. Quienes no se oponen a este pecado, lo apoyan. La caída del libre gobierno en este País equivale a la entrada del anticristo y aflige profundamente a Nuestros Corazones.”
“Mis auténticos creyentes tienen que consolar Nuestros Divinos Corazones en virtud de su defensa de la verdad. La verdad resplandece como una luz brillante en la oscuridad de las decisiones malignas. Sean valientes para agradar a Nuestros Divinos Corazones, hijos Míos. Entonces Yo los consolaré.”