“Mi llamado sigue dirigiéndose a cada individuo; a cada corazón. Perfecciónense en la santidad. Si cada uno lo hiciera, no existiría la deshonestidad ni la corrupción, tal como está presente actualmente en la política. Las almas examinarían con honestidad sus corazones todas las noches para encontrar algún pecado o error en el que hayan caído durante el día. Siendo honestas, no podrían justificarse y dejar que estos pecados pasen desapercibidos; querrían lo mejor para los demás, no nada más para sí mismas. Esta debería ser la regla de todos en la vida pública y, de hecho, de cada alma.”
“En el momento presente, santifiquen sus esfuerzos viviendo en la verdad. La realidad de sus esfuerzos para ser santos es el reconocimiento más importante en su viaje espiritual. Hay algunos a quienes no les interesa la santidad personal; solamente la ganancia terrenal. Estos son los que caen en su perdición; son los no creyentes por los que les pido oración y sacrificios. Estas almas constituyen la mayoría de la población del mundo. Luego están los muchos que han abrazado el error como una religión.”
“Ahora comprenden la razón por la cual Mi Corazón Paternal y el Corazón de Mi Hijo están desolados.”