“Obedecer los mandamientos significa obedecer todos los Diez Mandamientos, no solamente algunos. El Décimo Mandamiento manda: No codiciarás nada que sea de tu prójimo. La adhesión a este mandamiento depende también de la obediencia al Sexto y Séptimo Mandamiento. Insisto, esta obediencia tiene que estar en el corazón, ya que la codicia empieza primero en el corazón antes de que se lleve a cabo en el mundo. Yo permito que el alma admire los bienes ajenos, pero no que desee las posesiones de los demás.”
“Mi Provisión es perfecta y completa según Mi Voluntad para cada alma. Depende de cada alma mantener bajo control sus deseos de acuerdo con Mi Divina Voluntad para ella. Quienes poseen mucho en el mundo están llamados a compartir con quienes tienen poco. Esa es Mi manera de proveer para el pobre.”
“Mis Mandamientos no nada más son pautas para la salvación. Son leyes que Yo grabé en piedra; no para negociarlas en el juicio, sino para tenerlas en cuenta. Estas leyes hacen que cada alma sea estrictamente responsable, y la obediencia a Mis mandamientos debe surgir de un corazón amoroso. En Mi omnipotencia, Yo observo la respuesta de cada alma a Mis leyes.”