“Hijos, tengan siempre esperanza en las gracias invisibles futuras. Yo nunca los abandonaré. Incluso cuando pecan, Yo espero con los brazos abiertos a que se arrepientan. Recuerden que Yo soy un padre amoroso. Como tal, puedo castigar, pero siempre con la esperanza de que su arrepentimiento está muy cerca y de que aprenderán de sus errores. Mi esperanza siempre es por su bienestar. La esperanza de ustedes tiene que ser una respuesta a la fe en sus corazones y una respuesta a la sabiduría y la verdad.”