“Como siempre, durante este tiempo de Navidad, Yo solamente veo lo que hay en los corazones. El regalo más grande que pueden darle a alguien es un amor inquebrantable. Si sus corazones están limpios de todo interés propio, lo natural es entregarse a los demás con paciencia y comprensión. Yo veo los corazones que están listos para servir a los demás, tanto a través de la oración como a través de la disposición de dar alguna ayuda física.
Estos corazones son los que más me agradan. Corazones así han superado el interés propio, tal como la apariencia física, el uso egoísta del tiempo y el dinero, y están centrados en las necesidades de los demás. Estos corazones son como el humilde pesebre, listos para abrazar al Niñito Jesús. Me encanta mirar a esos corazones. Prepárense para Mi mirada y Mi abrazo en la mañana de Navidad estando listos para abrazar a Mi pequeño Hijo.”