10 de Diciembre del 2021 – Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:
“Hijos, les voy a enviar a la Santa Madre en Su Fiesta de Guadalupe. Les pido que aprecien esta gracia y no permitan que Satanás los desanime de venir aquí. He reservado muchas gracias especiales para las almas ese día. Hoy es la fiesta designada a Nuestra Señora de Loreto, cuando la humilde Casa de Loreto fue trasladada de forma singular por Mis ángeles a ese lugar de descanso en Italia. Celebren tan poderosa gracia y sepan que Yo vengo al rescate de quienes confían en Mí, así como rescaté esta Misión de aquellos que se negaron a creer.”
“Permitan que Yo sea su refugio en los tiempos de tribulación. Mi poder no puede ser manejado o manipulado por Satanás y sus secuaces. Dependan de Mi abrazo y encuentren en él la fuerza justa.”
“Hijos, les voy a enviar a la Santa Madre en Su Fiesta de Guadalupe. Les pido que aprecien esta gracia y no permitan que Satanás los desanime de venir aquí. He reservado muchas gracias especiales para las almas ese día. Hoy es la fiesta designada a Nuestra Señora de Loreto, cuando la humilde Casa de Loreto fue trasladada de forma singular por Mis ángeles a ese lugar de descanso en Italia. Celebren tan poderosa gracia y sepan que Yo vengo al rescate de quienes confían en Mí, así como rescaté esta Misión de aquellos que se negaron a creer.”Lean 1ª Juan 3:18-23 – Hijitos míos, no amemos con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas. Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
1ª Juan 4:18 – En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor, porque el temor supone un castigo, y el que teme no ha llegado a la plenitud del amor.
