Navidad
“Alabado sea Jesús. Queridos hijos, hoy les ofrezco los mejores deseos para este día. Lo mejor siempre es la paz del corazón. La paz no les llega en las alas del amor propio. La paz es fruto del Amor Santo. Todos los conflictos que hay en la humanidad, todas las nuevas enfermedades, la pobreza y el desprecio en general del hombre hacia los demás son el mal fruto del amor propio desordenado. No tendrían guerras, falsas religiones ni ninguna influencia diabólica en el mundo actual si Cristo estuviera en el centro de cada corazón.”
“Ustedes no pueden combatir al enemigo de la paz de sus corazones si no aprenden a reconocerlo. El enemigo es quien provoca sus desasosiegos y descontentos con las personas, las situaciones y todo lo que se opone al pecado. Este enemigo nunca descansa, siempre está al acecho y mantiene al corazón en confusión. Hoy, inicien la Navidad recordando la forma en que Mi Hijo vino a la tierra: como un niño indefenso, sufriendo el frío y las indignidades del pesebre, y que no dijo nada, aunque pudo haberlo hecho.”
“El sacrificio de Su vida comenzó en el pesebre y continuó hasta Su muerte en la cruz. Conforme contemplan la escena del pesebre esta Navidad, mediten en cómo Mi pequeño Hijo sabía todo lo que le esperaba mientras descansaba en Mi pecho. Entonces, Yo lo estreché en Mis Brazos. Hoy los invito a que lo abracen en sus corazones.”