Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:
“Hijos, perseveren en estos tiempos de conflicto durante la pandemia, disturbios raciales y lo que viene. Mucho ha sido orquestado por Satanás a fin de frustrar la reelección de su Presidente. Los medios de comunicación se apoderan del caos y lo engrandecen en los corazones; no abandonan ninguna causa que niegue el bien que ha logrado esta administración. Están destrozando la estructura moral de esta gran Nación.”
“Ustedes, hijos Míos, deben rezar pidiendo una fe, esperanza y amor más fuertes. Si estas virtudes están fuertes en sus corazones, lograrán ignorar la exageración de los medios y se aferrarán a la verdad. Pongan estas tres virtudes –la fe, esperanza y amor– en lo profundo de sus corazones. Muéstrenlas en medio de la incredulidad. Úsenlas con orgullo.”
Lean 1ª Corintios 13:4-7, 13
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. …En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.