“Hijos, compartan esta estación del año Conmigo. Mientras observan cómo va cobrando vida toda la naturaleza, dense cuenta de que todo esto sucede gracias a Mi Mano. Sin embargo, nada es tan hermoso en la tierra como lo es en el Cielo. En el Cielo, ustedes van a experimentar nuevos colores, nuevas fragancias, sin mencionar Mi presencia junto con la de Mi Hijo, la de la Santísima Madre y la de todos los santos y los ángeles. No hay nada –ninguna alegría en la tierra– que se le compare.”
“Así que, hijos, cuando recen, intenten situarse ante esta presencia celestial donde no existe ninguna maldad, ningún conflicto, solamente Mi Santa Voluntad. Así es como se reza con el corazón.”