Hijos, dejen que la oración sea su sustento del día

Si se toman el tiempo de rezar, todos los demás aspectos de su día se acomodarán. Yo siempre estoy con ustedes y en cada circunstancia, intentando guiarlos de una manera exitosa

24 de Enero del 2023 – Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

Dio Padre“Hijos, dejen que la oración sea su sustento del día. Si se toman el tiempo de rezar, todos los demás aspectos de su día se acomodarán. Yo siempre estoy con ustedes y en cada circunstancia, intentando guiarlos de una manera exitosa. Pongan atención a los silenciosos impulsos del corazón. Este es el inicio del discernimiento. No se enorgullezcan del discernimiento que Yo les doy. Eso no es más que una trampa de Satanás. Cuando la soberbia se apodera de los dones del Espíritu, Satanás los está guiando.”

Lean Romanos 16:17-18 – Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que provocan disensiones y escándalos, contrariamente a la enseñanza que ustedes han recibido. Eviten su trato, porque ellos no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a su propio interés, seduciendo a los simples con palabras suaves y aduladoras.

Gálatas 5:16-25 – Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley. Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios. Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.