“Hijos, Yo siempre estoy en sus corazones cuando me invocan. Deseo su bienestar. Su confianza en Mí es su paz.”
Lean el Salmo 3:2-5 Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios, cuántos los que se levantan contra mí! ¡Cuántos son los que dicen de mí: “Dios ya no quiere salvarlo”! Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria, tú mantienes erguida mi cabeza.