12 de Agosto del 2022 – Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:
“Hijos, quiero que sus almas sean un reflejo de amor y confianza en Mí. Un alma así no conoce el miedo, sino que siempre recurre a Mí. Esta es un alma que tiene esperanza, sabiendo que incluso la derrota alumbra el sendero de la victoria. Donde hay una voluntad, hay un camino. A eso se le llama esperanza. La esperanza es confiar en aquello que no es evidente. Si ustedes saben algo a la luz de la certeza, eso no es esperanza. La incertidumbre da como fruto la esperanza.”
Lean Romanos 5:1-5 – Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza. Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.

“Hijos, quiero que sus almas sean un reflejo de amor y confianza en Mí. Un alma así no conoce el miedo, sino que siempre recurre a Mí. Esta es un alma que tiene esperanza, sabiendo que incluso la derrota alumbra el sendero de la victoria. Donde hay una voluntad, hay un camino. A eso se le llama esperanza. La esperanza es confiar en aquello que no es evidente. Si ustedes saben algo a la luz de la certeza, eso no es esperanza. La incertidumbre da como fruto la esperanza.”





