Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:
“Hoy me gustaría dirigirme específicamente a esos hijos Míos que no me aman y que ni siquiera creen que existo. ¿A quién acuden en sus momentos de necesidad? ¿Ponen toda su confianza únicamente en los esfuerzos humanos? ¿Acaso no comprenden que cada humano es creación Mía? Sus dudas y su incredulidad son el mal fruto de querer todo a su manera. Yo vigilo toda Mi creación; protejo con Mi Divina Voluntad todo lo que Yo he creado. Cada momento presente para cada persona está formado por Mi Voluntad. Cuando ceden a la tentación de no creer en Mí, han sucumbido al poder de Satanás. Cuando ustedes rezan, están debilitando a Satanás en todo su alrededor. Es entonces cuando él fracasa en muchos de sus planes nefastos.”
“Elegir no creer en Mí es apoyar a Satanás. Permitan que Yo sea su fortaleza por medio de la oración. Es entonces cuando verán el complejo diseño que Yo estoy tejiendo en sus vidas; un diseño de Mi gracia.”
Lean Efesios 2:8-10
Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe. Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos.
Efesios 6:10-17
Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.