Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

“Deténganse ahora y piensen. Todo lo que los liberales están atacando –desde el Himno Nacional hasta a Mi Jesús– son fuentes de orgullo y seguridad. Están intentando desestabilizar su orgullo nacional y su identidad cristiana. Al hacerlo, será más fácil que un presidente liberal sea electo. La seguridad nacional también está siendo amenazada por los ataques físicos a la policía y a la ley y el orden. Esto, por supuesto, lleva a la falta de seguridad en muchos niveles.”

“Hijos, esta es una época en la que lo correcto es incorrecto, y viceversa. A un corazón sin discernimiento se le engaña fácilmente, pues no se fija en lo que hay bajo la superficie. Quienes fomentan este movimiento están buscando destruir su País desde dentro. Lo están haciendo mediante la destrucción de la verdad que ha sido el cimiento de esta Nación. Ahora tienen un grupo racial que representa el liberalismo, y otro que es conservador. Esta división disuelve la paz interna y está basada en el racismo. Los delicados asuntos raciales son como interruptores que controlan el pulso de la nación.”

“Yo invito a todos ustedes a que vean más allá de este hecho y a no dejarse manipular por poderes externos ansiosos por controlar sus emociones. Pongan nuevamente su amor en Jesús. Permitan que los mandamientos los guíen. Quienes fomentan el racismo están tratando de promover la deshonestidad. Aférrense a la verdad, y no dejen que sus emociones los manipulen. Permitan que las tradiciones se mantengan como algo bueno. Yo los guiaré.”

Lean 2ª Tesalonicenses 2:13-15

Nosotros, por nuestra parte, siempre debemos dar gracias a Dios, a causa de ustedes, hermanos amados por el Señor. En efecto, Dios los eligió desde el principio para que alcanzaran la salvación mediante la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad. Él los llamó, por medio de nuestro Evangelio, para que posean la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y conserven fielmente las tradiciones que aprendieron de nosotros, sea oralmente o por carta.