“Cuando Mi Hijo se rindió a la Cruz en el Huerto de Getsemaní, no quedó nada oculto para Él. Él supo cada dolor físico que sufriría. Supo de todas las almas por las que iba a sufrir y a morir y que no permitirían que Su sufrimiento hiciera alguna diferencia en sus vidas. No obstante, voluntariamente aceptó todo esto por amor; por Amor Santo y Divino.”
“Usen Su ejemplo en sus vidas siempre que el sufrimiento o el sacrificio llegue en el momento presente. Esta es la manera de santificar cada momento que viven en la tierra.”