Jueves de la Octava de Pascua
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:
“No he olvidado ni he incumplido Mi promesa de impartirles Mi triple Bendición, hijos Míos. Nos reuniremos para este evento especial en un momento más apropiado cuando un encuentro multitudinario semejante despierte asombro en vez de despertar críticas. Hasta ese momento, hay muchas bendiciones que se pueden experimentar de forma personal aquí en este lugar de oración.”