Jueves de la Octava de Pascua

Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

“Hijos, estos tiempos son difíciles en formas sin precedentes. Su enemigo es un virus invisible que provoca la muerte de miles de personas; muchas sin estar preparadas. La importancia de obedecer la distancia social a solicitud del gobierno conlleva las posibles consecuencias de la muerte como pena por desobedecer. Ya les había advertido en el pasado que iban a llegar nuevas enfermedades a la población mundial. Ahora, una está aquí.”

“Afortunadamente, muchos se han unido en la noble causa de un esfuerzo para combatir este mal. Las personas se están uniendo no solamente para ayudarse a sí mismas, sino para ayudar a muchos otros también. La prudente sabiduría está a la orden del día. Yo nunca invitaría a miles de personas a venir aquí para Mi triple Bendición –como habíamos planeado en agosto– cuando existe peligro en los encuentros multitudinarios. Por lo tanto, les pido que esperen con paciencia, como lo hago Yo, a la próxima oportunidad para convocarlos de forma segura para esta ocasión especial. Todos ustedes son bienvenidos a venir aquí a rezar en grupos muy, muy pequeños. Recen en casa con el corazón pidiendo que este mal termine. Mientras más cooperen obedeciendo la distancia social, más pronto sucederá; más pronto impartiré Mi triple Bendición. Yo les digo estas cosas con gran amor paternal. Correspondan a Mi amor con su obediencia.”

Lean 2ª Juan 1:6

El amor consiste en vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Y el mandamiento que ustedes han aprendido desde el principio es que vivan en el amor.