“Vivan cada día como una lección de humildad y amor. Busquen formas en las que puedan practicar estas dos virtudes. Entonces, no les costará ser virtuosos la mayoría de las veces, sino que será como una segunda naturaleza para ustedes. Los momentos en los que es más difícil ser humilde y amoroso es cuando se requiere la mayor santidad interior.”
“Cada día, pidan Mi ayuda en sus esfuerzos por una santidad más profunda. De esa manera, estarán preparados cuando se pongan a prueba estas virtudes. No pongan en riesgo estas virtudes a través del desaliento o la ira.”