“Hijos, cuando se permiten preocuparse por la enfermedad, por sus variantes y los cuidados para no contaminarse, ustedes están dejando que Satanás destruya su paz. Ciertamente se justifica alguna precaución, pero que no los engañen los medios informativos para que piensen que ustedes siempre están indefensos y vulnerables. Las precauciones sensatas son necesarias –el tapabocas, lavarse las manos con frecuencia–, pero no deberían consumir cada momento presente suyo. Ante todo, Yo soy su protección. Recuerden, al final, Mi Voluntad triunfa. No sean descuidados en sus esfuerzos por mantenerse sanos, pero al mismo tiempo, no cedan cada momento presente al miedo a la enfermedad.”