“Hijos, el día de hoy los invito a contemplar la angustia de la Santísima Madre cuando Ella y San José buscaron durante tres días al Niño Jesús antes de encontrarlo en el Templo. ¡Qué alegría y paz debieron haber inundado el Corazón de la Santísima Madre cuando al fin lo vio! De forma similar, la Santísima Madre se alegra cuando encuentra a alguno de ustedes, hijos Míos, participando en buenas obras y edificando a aquellos con quienes se encuentran. Es entonces cuando la calidez de su respuesta a aquellos que los rodean inunda también Su Corazón. Momentos como estos merecen Su abrazo eterno.”