La Santísima Madre se alegra cuando encuentra a alguno de ustedes, hijos Míos, participando en buenas obras

“Hijos, el día de hoy los invito a contemplar la angustia de la Santísima Madre cuando Ella y San José buscaron durante tres días al Niño Jesús antes de encontrarlo en el Templo"
20 de Julio del 2022 – Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

Dios Padre - Amor Santo - Holy Love“Hijos, el día de hoy los invito a contemplar la angustia de la Santísima Madre cuando Ella y San José buscaron durante tres días al Niño Jesús antes de encontrarlo en el Templo. ¡Qué alegría y paz debieron haber inundado el Corazón de la Santísima Madre cuando al fin lo vio! De forma similar, la Santísima Madre se alegra cuando encuentra a alguno de ustedes, hijos Míos, participando en buenas obras y edificando a aquellos con quienes se encuentran. Es entonces cuando la calidez de su respuesta a aquellos que los rodean inunda también Su Corazón. Momentos como estos merecen Su abrazo eterno.”

Lean Lucas 2:41-51 – Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: ‘Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados’. Jesús les respondió: ‘¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?’. Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.