Jesús dice:
“Yo soy tu Jesús, nacido Encarnado. Conforme se acercaba el momento de Mi juicio, Yo me mantuve enfocado en la victoria. La victoria era tan necesaria para toda la humanidad que Yo sabía que Mi sufrimiento sería intenso. Ningún sufrimiento se ha comparado ni se comparará con Mi Pasión. Por lo tanto, conforme sobrevienen cruces inusuales y sin precedente en sus vidas y en todo el mundo, recuerden que Yo sufrí antes que ustedes para abrirles las puertas del Cielo.”
“Mi Padre, que lo ve todo y lo sabe todo, está al tanto de todas sus dificultades al dar respuesta a sus oraciones que nacen del corazón. No permitan que ningún acontecimiento dé pie al fariseísmo o a la soberbia espiritual, que es una trampa de Satanás; una manera de convertir lo bueno en algo malo. Confíen en Mi Provisión. Yo los inspiraré de formas imprevistas para satisfacer sus necesidades. Después de todo, ¿quién habría pensado que Mi muerte en la Cruz hubiera sido tan conmovedora?”
“No mediten tanto en la Cruz sino en la victoria, la cual Yo siempre compartiré con ustedes.”
Lean Lucas 23:46
Jesús, con un grito, exclamó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y diciendo esto, expiró.