¡Aleluya! ¡Hoy celebramos la victoria de Mi Hijo sobre el pecado y la muerte!

"Es una victoria que dejó anonadado a Satanás. La mañana estaba tranquila y pacífica, en fuerte contraste con el violento estrépito del Viernes Santo"

Domingo de Resurrección

4 de Abril del 2021 – Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

Dios Padre - Amor Santo - Holy Love¡Aleluya! ¡Hoy celebramos la victoria de Mi Hijo sobre el pecado y la muerte! Es una victoria que dejó anonadado a Satanás. La mañana estaba tranquila y pacífica, en fuerte contraste con el violento estrépito del Viernes Santo. Su resurrección de entre los muertos fue serena y pacífica y sin fanfarreas. Pero los efectos de Su resurrección dieron a los corazones de los creyentes la victoria a lo largo de las generaciones.”

“Hoy, el Cielo entero celebra Su victoria. Todos los problemas parecen desaparecer ante la luz eterna de Su victoria. Hoy día Yo soy una parte muy real del corazón del mundo y de la victoria sobre el pecado en cada corazón. ¡Alégrense Conmigo!”

Lean Juan 20:1-18 – El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos regresaron entonces a su casa. María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: “Mujer, ¿por qué lloras?”. María respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?”. Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”. Jesús le dijo: “¡María!”. Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: “¡Raboní!”, es decir “¡Maestro!”. Jesús le dijo: “No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes’”. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
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