Domingo de Resurrección
¡Aleluya! ¡Hoy celebramos la victoria de Mi Hijo sobre el pecado y la muerte! Es una victoria que dejó anonadado a Satanás. La mañana estaba tranquila y pacífica, en fuerte contraste con el violento estrépito del Viernes Santo. Su resurrección de entre los muertos fue serena y pacífica y sin fanfarreas. Pero los efectos de Su resurrección dieron a los corazones de los creyentes la victoria a lo largo de las generaciones.”
“Hoy, el Cielo entero celebra Su victoria. Todos los problemas parecen desaparecer ante la luz eterna de Su victoria. Hoy día Yo soy una parte muy real del corazón del mundo y de la victoria sobre el pecado en cada corazón. ¡Alégrense Conmigo!”