Tienen que rezar cuando traten con personas para poder tratar estrictamente con la Verdad

Están experimentando en el mundo un cambio de estaciones. Una señal de este cambio son los colores de las hojas de los árboles. En la vida, ustedes no notan cambio de los motivos que tienen las personas para actuar, ya que están ocultos a la vista

9 de Octubre del 2022 – Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre. Dice:

Dios Padre - Amor Santo - Holy Love “Están experimentando en el mundo un cambio de estaciones. Una señal de este cambio son los colores de las hojas de los árboles. En la vida, ustedes no notan cambio de los motivos que tienen las personas para actuar, ya que están ocultos a la vista. Con mucha frecuencia, las personas no son lo que parecen ser en el exterior. Aquí es cuando ustedes tienen que rezar pidiendo que los ilumine el Espíritu Santo para que en cualquier trato con los demás, ustedes traten con lo que es la verdad de su carácter y no pretensiones.”

“Algunas veces, las personas tienen motivos egoístas para ocultar aspectos de su pasado. Por eso tienen que rezar para estar seguros de con quién o con qué están tratando. En la naturaleza no hay pretensiones. Las temporadas cambian sin ningún motivo egoísta. Están sujetas a Mi real orden del tiempo. Sin embargo, los humanos, inventan su propia agenda para satisfacer sus necesidades. Por esa razón tienen que rezar cuando traten con personas para poder tratar estrictamente con la Verdad.”

Lean 1ª Pedro 1:22-23 – Por su obediencia a la verdad, ustedes se han purificado para amarse sinceramente como hermanos. Ámense constantemente los unos a los otros con un corazón puro…

Efesios 4:11-16 – Él comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo. Así dejaremos de ser niños, sacudidos por las olas y arrastrados por el viento de cualquier doctrina, a merced de la malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error. Por el contrario, viviendo en la verdad y en el amor, crezcamos plenamente, unidos a Cristo. Él es la Cabeza, y de él, todo el Cuerpo recibe unidad y cohesión, gracias a los ligamentos que lo vivifican y a la actividad propia de cada uno de los miembros. Así el Cuerpo crece y se edifica en el amor.